Parece extremadamente típico empezar con la manida frase de que los comienzos siempre son difíciles, pero el caso es que lo son. Ya hace tiempo que perdí la cuenta de la cantidad de intentos que había hecho, algunos con mayor fortuna que otros, de escribir mi propio blog. En todos ellos creo que no llegué a consolidarlo en ningún momento, quizá porque me precipité a lanzarlo al aire antes de saber sobre qué quería escribir.
Creo sinceramente que en esta ocasión es distinto. Hay muchas cosas que me rondan la cabeza, muchos temas sobre los que me gustaría expresar mi opinión, y en este momento no tengo ningún lugar mejor donde hacerlo que en mi Twitter, que a pesar de sus múltiples ventajas impone unas limitaciones de formato que hacen prácticamente imposible desarrollar ninguna idea compleja.
A parte de eso, otra diferencia fundamental en esta nueva etapa es que no pienso imponerme un ritmo de actualización ni centrarme en ningún tema determinado. Pienso dejar que este blog evolucione hacia lo que en cada momento me apetezca escribir, sea lo que sea eso. Muchas veces se complementará con el Twitter, otras simplemente será independiente.
Esto echa a rodar, y ya se verá en qué acaba convirtiéndose.
